Todo estaba listo para celebrar la Media Maratón de Coslada este domingo 24 de marzo: camisetas y cartelería producidas desde hace meses, circuito definido, mil y pico participantes ya inscritos y los grupos de voluntarios ya prevenidos para que la carrera de 21 km más antigua de Madrid viviese otra gran edición (la 41, nada menos).
Sin embargo, anteayer, a cuatro días de la carrera, las autoridades locales comunicaban el aplazamiento de la prueba. El motivo es que el gobierno municipal mantiene una tensa negociación desde hace tiempo con la Policía Local, por las condiciones laborales de los agentes, y este pulso ha terminado salpicando al evento deportivo que no podrá celebrarse hasta nuevo aviso.
No me voy a detener en quién lleva o no razón en este punto del conflicto (pues no tengo información contrastada al respecto, ni he hablado con las partes), pero no hace falta ser un gran analista para ver las dimensiones del fiasco político del que estamos hablando.
A 37 días de unas elecciones generales que podrían ser históricas y a las que seguirán otras elecciones autonómicas y municipales, solo 28 días después, alguien no ha tenido muy en cuenta las consecuencias directas que pueden tener sus decisiones.
Correr una media maratón no es salir a pasear por el parque una mañana. Todo aquel que lo ha intentado alguna vez, sabe que para correr durante 21 kilómetros hace falta prepararse. Un entrenamiento que, quien lo afronta, suele tomar como un reto personal que implica un notable esfuerzo (físico y mental) y también sacrificios, tanto personales como familiares. Y todo esto sin que entre en juego la ambición de ganar. Solo con el sano objetivo de llegar a meta y, a poder ser, en menos tiempo que en anteriores ocasiones.
Así que ahora mismo hay mil y pico tíos y tías muy enfadados, y no precisamente por tener que solicitar la devolución de los 10 o 12 euros de su inscripción (que se hará de forma íntegra a partir del próximo lunes 25), sino porque todo el esfuerzo de las últimas semanas, incluso meses, no valdrá para nada.
Y mil y pico corredores son también mil y pico familias que este domingo, en lugar de acudir a aplaudir o dar ánimos, dedicarán la tertulia del aperitivo a maldecir a quien corresponda por el repentino cambio de planes. Podemos añadir un factor más si tenemos en cuenta que estamos hablando de un evento popular y al que, después de 40 años, la gente de la localidad ya le tiene un cariño especial, pues son muchos los vecinos que han participado (padres y abuelos, hijos y nietos) y muchos que también ayudan de forma desinteresada a la celebración de la misma.
Insisto, no se trata de quién tenga o no la culpa, sino de las consecuencias de cancelar un evento de este tipo (festivo, deportivo, tradicional y popular) a cuatro días de celebrarse y cuando dentro de cuatro semanas, aquellos a los que has dejado sin fiesta, van a tener los sobres para votar en la mano. Una propaganda perfecta en el momento óptimo.
Para terminar, mencionar que una media maratón con más de mil corredores no se monta sola y que, lógicamente, las personas que hay detrás de un evento como este también están pasando un muy mal trago estos días. Y no hablamos de políticos, sino de profesionales que trabajan a diario por y para el deporte. La organización corre a cargo del club Unión Atlética Coslada, en el que hay cerca de 300 atletas de todas las edades y categorías y cuya dirección la compone un grupo de personas que se pueden contar con una mano y sobran varios dedos. Personas que ponen mucho cariño y esfuerzo en lo que hacen y cuya obligación, en este asunto, era tenerlo todo preparado para el domingo, como era el caso, únicamente a falta de la coordinación definitiva con las autoridades.
Para ellos, igual que para los corredores, también queda la sensación de haber tirado a la basura el tiempo y el esfuerzo de los últimos meses. Pensando ideas nuevas para que la carrera sea cada vez mejor, llamando a muchas puertas con ilusión y humildad para conseguir los apoyos necesarios, madrugando mucho y acabando aún más tarde…
En definitiva, poniéndolo todo en un evento que, para la gente que realmente la vive, vale mucho más de lo que cuesta. El tiempo y los votos dirán si, para los responsables de que ahora no se celebre, la ‘Media de Coslada’ acaba costando mucho más de lo que piensan que vale.